Parece que -al menos oficialmente- la guerra de Afganistán ha terminado.
Quedan atrás duros años de combate que han propiciado el desarrollo de nuevos equipos y sistemas.
Entre ellos destaca el uso de UAVs, dotados de avanzadas cámaras y sensores que han permitido observar a distancia los movimientos del enemigo y, llegado el caso, neutralizarlo adecuadamente.
Quedan atrás duros años de combate que han propiciado el desarrollo de nuevos equipos y sistemas.
Entre ellos destaca el uso de UAVs, dotados de avanzadas cámaras y sensores que han permitido observar a distancia los movimientos del enemigo y, llegado el caso, neutralizarlo adecuadamente.
Durante la última década, los UAVs tácticos han demostrado sobradamente su eficacia en zonas de combate: Su tamaño permite que sean lanzados de manera discreta a fin de utilizarlos de manera discreta en territorio enemigo, sin ponerse en riesgo innecesario.
Una vez en el aire, permiten obtener imágenes en tiempo real sobre los movimientos del enemigo, e incluso designar blancos para su neutralización. Ahora bien: ¿Qué se puede hacer contra un enemigo que no da la cara, que no va uniformado, y que basa sus ataques en el uso de explosivos improvisados?
Evidentemente, la guerra exige combate, y el combate exige disponer de medios adecuados. Lo que no puede -o no debe- hacerse es ir a buscar al enemigo sin asegurarse de poder neutralizarlo, llegado el caso. Y esto que parece tan obvio es justo lo que lo que ha ocurrido en las recientes guerras de Afganistán e Irak, donde en ciertas ocasiones los UAVs han permitido localizar blancos móviles de alta importancia, pero éstos han conseguido colocar una bomba y escapar... por la simple razón de que no se disponía, en ese momento y lugar, de armas capaces de neutralizarlos.
Incidentes como el descrito han resultado particularmente frustrantes para los comandantes hasta el punto de propiciar en muchas ocasiones el planteamiento abierto de una cuestión políticamente incorrecta en occidente, pero de vital importancia cuando nos enfrentamos a un enemigo que no da la cara: ¿UAVs tacticos armados? ¿Sí o no?
Más allá de otro tipo de consideraciones, creo que existe una razón clave para armar UAVs tácticos, y es la siguiente: Un UAV táctico (pongamos como ejemplo un AAI RQ-7 Shadow, para ser más exactos) armado con pequeñas bombas guiadas, permite no sólo detectar y seguir al enemigo, sino aun más: neutralizarlo antes de que lleve a cabo una acción armada, pero en el momento y lugar más adecuados para evitar daños colaterales.
Dicho esto, pasemos a la segunda cuestión, y es la disponibilidad de armamento adecuado a las características de estos UAVs. Aquí nos encontramos con uno de los obstáculos más importantes a los que se ha venido enfrentando la industria militar en las guerras de Irak y Afganistán, y es la dificultad que representa armar pequeños UAVs concebidos para misiones ISR: En esos casos es necesario contar con bombas inteligentes que sean tan pequeñas como precisas, y tan precisas como ligeras.
Desde luego existe armamento para UAVs ya desde hace bastantes años, pero demasiado grande para UAVs tácticos. Estamos hablando de construir bombas de un peso no superior a 10 Kg, que dispongan de sistemas de guíado para realizar ataques de suma precisión con el fin de evitar daños colaterales, y cuyo tamaño no resulte un inconveniente para adaptarlas a ese tipo de UAVs. Afortunadamente los fabricantes han venido desarrollando soluciones al respecto, y hoy día disponemos de variadas alternativas entre las que merecen destacarse estas dos:
Raytheon "Pyros"Una vez en el aire, permiten obtener imágenes en tiempo real sobre los movimientos del enemigo, e incluso designar blancos para su neutralización. Ahora bien: ¿Qué se puede hacer contra un enemigo que no da la cara, que no va uniformado, y que basa sus ataques en el uso de explosivos improvisados?
Evidentemente, la guerra exige combate, y el combate exige disponer de medios adecuados. Lo que no puede -o no debe- hacerse es ir a buscar al enemigo sin asegurarse de poder neutralizarlo, llegado el caso. Y esto que parece tan obvio es justo lo que lo que ha ocurrido en las recientes guerras de Afganistán e Irak, donde en ciertas ocasiones los UAVs han permitido localizar blancos móviles de alta importancia, pero éstos han conseguido colocar una bomba y escapar... por la simple razón de que no se disponía, en ese momento y lugar, de armas capaces de neutralizarlos.
Incidentes como el descrito han resultado particularmente frustrantes para los comandantes hasta el punto de propiciar en muchas ocasiones el planteamiento abierto de una cuestión políticamente incorrecta en occidente, pero de vital importancia cuando nos enfrentamos a un enemigo que no da la cara: ¿UAVs tacticos armados? ¿Sí o no?
Más allá de otro tipo de consideraciones, creo que existe una razón clave para armar UAVs tácticos, y es la siguiente: Un UAV táctico (pongamos como ejemplo un AAI RQ-7 Shadow, para ser más exactos) armado con pequeñas bombas guiadas, permite no sólo detectar y seguir al enemigo, sino aun más: neutralizarlo antes de que lleve a cabo una acción armada, pero en el momento y lugar más adecuados para evitar daños colaterales.
Dicho esto, pasemos a la segunda cuestión, y es la disponibilidad de armamento adecuado a las características de estos UAVs. Aquí nos encontramos con uno de los obstáculos más importantes a los que se ha venido enfrentando la industria militar en las guerras de Irak y Afganistán, y es la dificultad que representa armar pequeños UAVs concebidos para misiones ISR: En esos casos es necesario contar con bombas inteligentes que sean tan pequeñas como precisas, y tan precisas como ligeras.
Desde luego existe armamento para UAVs ya desde hace bastantes años, pero demasiado grande para UAVs tácticos. Estamos hablando de construir bombas de un peso no superior a 10 Kg, que dispongan de sistemas de guíado para realizar ataques de suma precisión con el fin de evitar daños colaterales, y cuyo tamaño no resulte un inconveniente para adaptarlas a ese tipo de UAVs. Afortunadamente los fabricantes han venido desarrollando soluciones al respecto, y hoy día disponemos de variadas alternativas entre las que merecen destacarse estas dos:
Mide 55 cm, pesa 6 Kg, incorpora 2 sistemas de guiado (GPS/inercial, y designación láser). Extrema precisión.
MBDA "Saber"
Es muy similar a la "Pyros" en sus características técnicas, pero resulta especialmente eficaz contra blancos móviles.
David del Fresno Consultores
Asesoría en Impresión 3D y Manufactura Aditiva
http://daviddft.wix.com/david-del-fresno