Si 2015 fue el año del UAV, parece que 2016 va a ser el año de la prohibición: La Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos ha ordenado que todos los UAVs sean registrados por el gobierno federal antes de que finalice el mes de febrero, bajo pena de elevadas multas. Pero no sólo eso: gracias a una demanda presentada en una corte federal pidiendo daños y perjuicios a un hombre de Kentucky que derribó un UAV de su vecino, la FAA podría recibir la autorización para regular y restringir aún más el uso de este tipo de aparatos.
La historia se remonta al pasado mes de Julio, cuando William Meredith disparó con un rifle al UAV de su vecino David Boggs, mientras sobrevolaba su propiedad a una altura de 60 metros. Meredith ha sido absuelto de los cargos criminales por el incidente, pero ahora Boggs está afirmando que considerando que si el hecho de sobrevolar una propiedad privada no puede ser calificado como "entrada ilegal" en el sentido tradicional, entonces tiene derecho a una indemnización por la destrucción de su avión no tripulado.
Lo que hace singular a este caso es que el tribunal federal tendrá que meterse en un terreno donde existe muy poca jurisprudencia, si bien la poca jurisprudencia que hay sugiere que existe un derecho al uso privado de hasta 25 metros sobre el nivel del suelo, y establece la altura mínima de un vuelo tripulado en 152 metros. Desde los 25 hasta los 152 metros quedan 127 metros de espacio aereo no regulado y ¿quien sabe? quizá el tribunal decida que el espacio aereo por encima de 25 metros pertenece a los Estados Unidos. Si ese fuera el fallo, le va a faltar tiempo a la FAA para prohibir todos los vuelos de aviones no tripulados más allá de ese nivel. ¡Ah! Y que se vayan olvidando los estadounidenses de la posibilidad de recibir por medio de UAVs mercancías tales como libros, pizzas, cervezas, etcétera.