Tres militantes de al Qaeda han sido eliminados ayer sábado por la noche mediante un ataque selectivo llevado a cabo desde un UAV, presuntamente norteamericano. Entre los fallecidos estaba Saleh al-Ameri, quien según se ha desvelado era uno de los cabecillas de al-Quaeda en Yemen. Con estos van ya doce militantes de al-Quaeda eliminados en ese país mediante ataques llevados a cabo desde UAVs, en los ultimos siete días.
Hacia la robotización de la guerra
Este hecho se enmarca dentro de la nueva estrategia militar norteamericana anunciada el pasado 5 de enero en el Pentágono por el presidente Barack Obama, quien anunció un cambio fundamental en la estrategia militar del país: la robotización de la guerra. Dentro de esa estrategia, ocuparían un primer plano los UAVs. Tras el anuncio de Obama la industria militar ha ido reorientando sus nuevos desarrollos y hoy día el Pentágono posee en inventario más de 7.000 unidades de diversos tamaños y modelos, cuando en el año 2.000 sólo disponía de 50 unidades.
Hacia un nuevo concepto de economía de guerra
Los UAVs resultan indudablemente más económicos que el resto de opciones disponibles por el Pentágono: Un Reaper le sale a las arcas del estado por la módica cifra de 37 millones de dólares, mientras que un caza tripulado F-35 no baja de 140 millones. Teniendo en cuenta que en caso de ser alcanzado un UAV no se producen bajas humanas, y que, además de para bombardear, pueden ser utilizados para tomar fotos de alta calidad e interceptar comunicaciones en tiempo real, parece obvio que la economía de guerra se oriente más hacia el uso de UAVs que hacia el uso de aviones tripulados. No en vano, actualmente más de cincuenta países fabrican o compran UAVs para diversos usos, aunque merece la pena destacar que Estados Unidos, Israel y Reino Unido son los únicos tres que han utilizado UAVs armados.
Los bits, talon de aquiles de los UAVs
Ahora bien, hay que dejar claro que los UAVs no son en modo alguno invulnerables: A finales de 2011, los iraníes capturaron intacto un Sentinel norteamericano, mediante la interceptación de los controles de navegación. Ese incidente y uno más acontecido un año después con un ScanEagle, ponen de manifiesto la vulnerabilidad de los UAVs a sufrir ataques cibernéticos y por tanto a su captura o destrucción por el enemigo.